jueves, 19 de abril de 2012

What a wonderful day

"¡Bien, ya es Jueves!", era lo primero que me pasaba por la cabeza cuando me levantaba ese día. Con una sonrisa en la cara, o al menos en mi mente porque hay veces que sonrío y no se expresarlo con un gesto (algo así como Chandler en las fotos (VER VIDEO)), me iba al cuarto de baño y tras el análisis concienzudo de mi rostro, mi pelo, y sí, no lo niego, mis posturitas delante del espejo..., me aseaba y ponía dirección a la cocina para desayunar no sin antes echar una última mirada a mi reflejo y pensar "¡Estoy tela de bueno!" (Una madre siempre tiene la razón, ¿no?, y si mi madre lo dice pues acabo creyéndolo).

En el desayuno solía ser el día en que pensaba en inventar un nuevo batido, mi gran reto. En mi cabeza desfilaban todo tipo de frutas, yogures y otros añadidos que me pedían que los mezclase..."Esto va a estar de rechupete" era el primer paso para crear el veneno para cucarachas definitivo. Estoy seguro que si llego a patentar alguno de esos "batidos" la marca de insectizidas RAID me la compra al instante. Lo peor de todo es que tras el primer sorbo había que bebérselo entero porque, ¡hombre!, lo has hecho tú y no vas a reconocer a tu familia la mierda que has creado. Lo engullía intentando que no tocase ninguna papila gustativa y miraba el reloj para calcular dónde estaría yo pasados treinta minutos..., ahora tocaba rezar porque hubiese papel higiénico en aquel sitio.

Pero bueno daba igual, ese mal trago se aguantaba porque era Jueves, me iba a clase o trabajar encantado.

Y es que era mi día favorito pero...¿por qué?. Por intentar buscarle alguna lógica diré que me gustaba porque siempre he tenido la impresión de que el Viernes ya era fin de semana.
Es una gilipollez porque si hiciese un cómputo general a lo largo de mi vida podría decir que el noventa y nueve coma nueve por ciento (¡toma estadística a voleo! (VER VIDEO)) de los Viernes he tenido que ir a clase o trabajar. Ese cero coma cero uno restante que me queda lo reparto en dos etapas:

Primera Etapa. El apasionante mundo de la Ingeniería de Telecomunicaciones 
(Nombre real: ¿dónde carajo me he metido?).

Y es que si puedo destacar algo de mi fugaz y lamentable paso por esta carrera es precisamente el no tener clase los Viernes. ¡Faltaría más!, si tenías que estar de Lunes a Jueves desde las 9:00h hasta las 21:00h metido allí, en la Cartuja, a kilómetros de distancia del resto de la civilización  y encima el primer día, el de presentación (dato:no he vuelto a ir a un día de presentación en mi vida) te decía el señor rector:

"Estimados alumnos, esta escuela tiene una de las mejores consideraciones si no la mejor en cuanto al nivel de los ingenieros que salen titulados de ella. Si bien os advierto que mínimo tendreis que echarle cuatro o cinco horas diarias de estudio a vuestras asignaturas aparte de las clases...(ahí deje de escuchar lo demás)"

Hagamos un ejercicio de cálculo juntos ¿vale?. Si tenía que estar en la Cartuja a las 9:00h de la mañana y teniendo en cuenta de que no tenía carné de conducir por aquel entonces, debía salir de casa a eso de las 8:00h para coger el autobús por lo que me levantaría sobre las 7:15h. Después me pasaría doce horas en la universidad para salir a las 21:00h de la noche, volver a coger el autobús y llegar a casa sobre las 22:00h. Como cualquier ser humano tenía que cenar y, aunque algún que otro día pudiese evitarse, no habría más remedio que ducharse porque a las siete de la mañana se iba a duchar el tato...
Bien, necesito cuatro o cinco horas de estudio. Para facilitar cálculos dejémoslo en cuatro. Fácil, me levanto a las 5:15h, estudio dos horitas por la mañana y luego por la noche cuando me duche, a eso de las 23:00h, estudio otras dos horitas para terminar acostándome a la 1:00h de la madrugada.

Los fines de semana podía dedicarlos a redactar mi testamento, moriría joven sin duda.

Creo que en esta primera etapa se entiende perfectamente que me gustasen los Jueves, ¿no?

Segunda Etapa. Años finales de Administración y Dirección de Empresas.
(Nombre real: El que vale, vale y el que no...).
Pa' empresariales.
Porque por mucho que sea la titulación que tengo no voy a defenderla, la elegí por lo que muchos elegimos carrera en su momento, por su salida. Venía huyendo de teleco y ni me paré a pensar, ¿carrera con salida?, ¿LADE?, vamos para allá. Ni recapacité con que nunca me ha gustado la economía, la política, el derecho, etc.; y tampoco caí en la cuenta de algo en lo que fallamos muchos a la hora de elegir. Cuando seleccionas una titulación fijándote en la salida que tiene lo estás haciendo en el presente, es decir, ves que esa carrera te daría trabajo si la tuvieses terminada actualmente pero...¿quién te garantiza que dentro de 3,4,5, (inserte aquí el número que necesitarás para terminar tu carrera) años tendrá la misma salida?. Es imposible saberlo y sin embargo tú, pequeño iluso, te tiras a por ella de cabeza en lugar de elegir una con menos reconocimiento pero que realmente te gusta. ¡Ole ahí los que estudian lo que quieren y no hacen el tontito como yo!.

El caso es que esta carrera no es complicada, quitando unas cuantas asignaturas que pueden hacerte sudar un poco no requiere de un esfuerzo exagerado para ir aprobando. Si a eso le unimos mi devoción por rascarme la panza en cuanto tengo ocasión tenemos como resultado unos últimos años en los que no solo no tenía que asistir a clase los Viernes sino que lo raro era que asistiese a alguna (y aún así se aprueba, ¡guau! que gran formación).


En definitiva estas dos etapas son las que, a pesar de significar tan poco tiempo de mi vida, terminaron de configurar mi amor por el Jueves y su anuncio implícito de la llegada del fin de semana.

Si habeis leído hasta aquí os habreis dado cuenta de que he confesado mi predilección por el Jueves siempre en pasado. No hay que ser un lince, ni siquiera un gato callejero, para predecir lo que voy a decir ahora...¡el Jueves ya no es mi día favorito!. En realidad ninguno en concreto lo es porque puede serlo cualquiera.

La situación actual; el destino; y para dejarnos de eufemismos; mis propios errores de elección en el pasado; hacen que ahora la llegada de un fin de semana no me aporte nada porque toda mi semana está carente de obligaciones y podría verse como un fin de semana sin fin.

Pero amigo hay un detalle, que se está convirtiendo en tradición, que transforma un día más en uno genial y no es nada más y nada menos que reunirme con mis dos pequeñas. Últimamente parece que el Miércoles está siendo el elegido como día para vernos por lo que podría señalarlo como mi nuevo preferido pero sinceramente me da igual cual sea.
Si un Martes me despiertan de una siesta y puedo verlas quince minutos, el Martes será fantástico.
Si el Miércoles deciden que les pertenezco y me raptan, el Miércoles seré el rehén más contento del mundo.
Si es el Jueves cuando hay que salir a cenar con ellas, el Jueves hasta uno de mis famosos batidos como cena me sabría a gloria si lo tomo al lado de ellas.
Me encanta pasar tiempo con estas dos patos. Adoro verlas reir mientras hacen locuras o inventan algo que dibujar en una servilleta o anotar en sus agendas; admiro el profundo cariño y confianza con el que elaboran cada página de sus diarios intercambiables; me fascina escucharlas dialogar sobre sus vivencias, inquietudes y problemas.
Es indescriptible lo que un solo minuto con ellas me hace sentir. Podría asemejarlo a un fogonazo de energía que sirve de punto de inflexión para la semana, que me recarga, motiva y alegra.

Os doy las gracias por compartir esos momentos conmigo y si me lo permitís me gustaría seguir aprendiendo de vosotras.