viernes, 5 de octubre de 2012

PALABRA

Una palabra...

Una sola palabra. Eso bastó para sacarte de tu ensueño y preguntaste...

¿Qué estoy haciendo?

Hace tanto que abandonaste tu camino que ya no sabes dónde está. Buscas y miras a lo lejos pero no distingues nada, se ha borrado o peor aún... alguien lo ha borrado. Superpuso su camino al tuyo y tú no solo le dejaste sino que le ayudaste a hacerlo convencido de que era lo que querías hacer.

Esa palabra ha encendido un foco que lejos de darte calor hace que sientas frío a tu alrededor, estás perdido... 

Tienes que encontrarte.




"It is my perception that a true friend never relies on anothers dream. A person with the potential to be my true friend must be able to find his own reason for life without my help. And he should put his heart and soul into protecting his dream. He would never hesitate to fight for his dream, even against me. For me, a true friend is one who stands equal to me on those terms."

jueves, 19 de abril de 2012

What a wonderful day

"¡Bien, ya es Jueves!", era lo primero que me pasaba por la cabeza cuando me levantaba ese día. Con una sonrisa en la cara, o al menos en mi mente porque hay veces que sonrío y no se expresarlo con un gesto (algo así como Chandler en las fotos (VER VIDEO)), me iba al cuarto de baño y tras el análisis concienzudo de mi rostro, mi pelo, y sí, no lo niego, mis posturitas delante del espejo..., me aseaba y ponía dirección a la cocina para desayunar no sin antes echar una última mirada a mi reflejo y pensar "¡Estoy tela de bueno!" (Una madre siempre tiene la razón, ¿no?, y si mi madre lo dice pues acabo creyéndolo).

En el desayuno solía ser el día en que pensaba en inventar un nuevo batido, mi gran reto. En mi cabeza desfilaban todo tipo de frutas, yogures y otros añadidos que me pedían que los mezclase..."Esto va a estar de rechupete" era el primer paso para crear el veneno para cucarachas definitivo. Estoy seguro que si llego a patentar alguno de esos "batidos" la marca de insectizidas RAID me la compra al instante. Lo peor de todo es que tras el primer sorbo había que bebérselo entero porque, ¡hombre!, lo has hecho tú y no vas a reconocer a tu familia la mierda que has creado. Lo engullía intentando que no tocase ninguna papila gustativa y miraba el reloj para calcular dónde estaría yo pasados treinta minutos..., ahora tocaba rezar porque hubiese papel higiénico en aquel sitio.

Pero bueno daba igual, ese mal trago se aguantaba porque era Jueves, me iba a clase o trabajar encantado.

Y es que era mi día favorito pero...¿por qué?. Por intentar buscarle alguna lógica diré que me gustaba porque siempre he tenido la impresión de que el Viernes ya era fin de semana.
Es una gilipollez porque si hiciese un cómputo general a lo largo de mi vida podría decir que el noventa y nueve coma nueve por ciento (¡toma estadística a voleo! (VER VIDEO)) de los Viernes he tenido que ir a clase o trabajar. Ese cero coma cero uno restante que me queda lo reparto en dos etapas:

Primera Etapa. El apasionante mundo de la Ingeniería de Telecomunicaciones 
(Nombre real: ¿dónde carajo me he metido?).

Y es que si puedo destacar algo de mi fugaz y lamentable paso por esta carrera es precisamente el no tener clase los Viernes. ¡Faltaría más!, si tenías que estar de Lunes a Jueves desde las 9:00h hasta las 21:00h metido allí, en la Cartuja, a kilómetros de distancia del resto de la civilización  y encima el primer día, el de presentación (dato:no he vuelto a ir a un día de presentación en mi vida) te decía el señor rector:

"Estimados alumnos, esta escuela tiene una de las mejores consideraciones si no la mejor en cuanto al nivel de los ingenieros que salen titulados de ella. Si bien os advierto que mínimo tendreis que echarle cuatro o cinco horas diarias de estudio a vuestras asignaturas aparte de las clases...(ahí deje de escuchar lo demás)"

Hagamos un ejercicio de cálculo juntos ¿vale?. Si tenía que estar en la Cartuja a las 9:00h de la mañana y teniendo en cuenta de que no tenía carné de conducir por aquel entonces, debía salir de casa a eso de las 8:00h para coger el autobús por lo que me levantaría sobre las 7:15h. Después me pasaría doce horas en la universidad para salir a las 21:00h de la noche, volver a coger el autobús y llegar a casa sobre las 22:00h. Como cualquier ser humano tenía que cenar y, aunque algún que otro día pudiese evitarse, no habría más remedio que ducharse porque a las siete de la mañana se iba a duchar el tato...
Bien, necesito cuatro o cinco horas de estudio. Para facilitar cálculos dejémoslo en cuatro. Fácil, me levanto a las 5:15h, estudio dos horitas por la mañana y luego por la noche cuando me duche, a eso de las 23:00h, estudio otras dos horitas para terminar acostándome a la 1:00h de la madrugada.

Los fines de semana podía dedicarlos a redactar mi testamento, moriría joven sin duda.

Creo que en esta primera etapa se entiende perfectamente que me gustasen los Jueves, ¿no?

Segunda Etapa. Años finales de Administración y Dirección de Empresas.
(Nombre real: El que vale, vale y el que no...).
Pa' empresariales.
Porque por mucho que sea la titulación que tengo no voy a defenderla, la elegí por lo que muchos elegimos carrera en su momento, por su salida. Venía huyendo de teleco y ni me paré a pensar, ¿carrera con salida?, ¿LADE?, vamos para allá. Ni recapacité con que nunca me ha gustado la economía, la política, el derecho, etc.; y tampoco caí en la cuenta de algo en lo que fallamos muchos a la hora de elegir. Cuando seleccionas una titulación fijándote en la salida que tiene lo estás haciendo en el presente, es decir, ves que esa carrera te daría trabajo si la tuvieses terminada actualmente pero...¿quién te garantiza que dentro de 3,4,5, (inserte aquí el número que necesitarás para terminar tu carrera) años tendrá la misma salida?. Es imposible saberlo y sin embargo tú, pequeño iluso, te tiras a por ella de cabeza en lugar de elegir una con menos reconocimiento pero que realmente te gusta. ¡Ole ahí los que estudian lo que quieren y no hacen el tontito como yo!.

El caso es que esta carrera no es complicada, quitando unas cuantas asignaturas que pueden hacerte sudar un poco no requiere de un esfuerzo exagerado para ir aprobando. Si a eso le unimos mi devoción por rascarme la panza en cuanto tengo ocasión tenemos como resultado unos últimos años en los que no solo no tenía que asistir a clase los Viernes sino que lo raro era que asistiese a alguna (y aún así se aprueba, ¡guau! que gran formación).


En definitiva estas dos etapas son las que, a pesar de significar tan poco tiempo de mi vida, terminaron de configurar mi amor por el Jueves y su anuncio implícito de la llegada del fin de semana.

Si habeis leído hasta aquí os habreis dado cuenta de que he confesado mi predilección por el Jueves siempre en pasado. No hay que ser un lince, ni siquiera un gato callejero, para predecir lo que voy a decir ahora...¡el Jueves ya no es mi día favorito!. En realidad ninguno en concreto lo es porque puede serlo cualquiera.

La situación actual; el destino; y para dejarnos de eufemismos; mis propios errores de elección en el pasado; hacen que ahora la llegada de un fin de semana no me aporte nada porque toda mi semana está carente de obligaciones y podría verse como un fin de semana sin fin.

Pero amigo hay un detalle, que se está convirtiendo en tradición, que transforma un día más en uno genial y no es nada más y nada menos que reunirme con mis dos pequeñas. Últimamente parece que el Miércoles está siendo el elegido como día para vernos por lo que podría señalarlo como mi nuevo preferido pero sinceramente me da igual cual sea.
Si un Martes me despiertan de una siesta y puedo verlas quince minutos, el Martes será fantástico.
Si el Miércoles deciden que les pertenezco y me raptan, el Miércoles seré el rehén más contento del mundo.
Si es el Jueves cuando hay que salir a cenar con ellas, el Jueves hasta uno de mis famosos batidos como cena me sabría a gloria si lo tomo al lado de ellas.
Me encanta pasar tiempo con estas dos patos. Adoro verlas reir mientras hacen locuras o inventan algo que dibujar en una servilleta o anotar en sus agendas; admiro el profundo cariño y confianza con el que elaboran cada página de sus diarios intercambiables; me fascina escucharlas dialogar sobre sus vivencias, inquietudes y problemas.
Es indescriptible lo que un solo minuto con ellas me hace sentir. Podría asemejarlo a un fogonazo de energía que sirve de punto de inflexión para la semana, que me recarga, motiva y alegra.

Os doy las gracias por compartir esos momentos conmigo y si me lo permitís me gustaría seguir aprendiendo de vosotras.








martes, 21 de febrero de 2012

Back to the future

¿Volverías al pasado?, ¿cambiarías algo de lo que has hecho en tu vida?...


Típicas preguntas que algún familiar, amigo o incluso uno mismo se ha hecho alguna vez. Se repiten tanto como ¿qué harías si te toca la lotería?; ¿qué harías si fueras invisible? o ¿dónde leches dejé las llaves del coche anoche?
El caso es que vuelvo a plantearlas porque necesito reflexionar sobre ello, el exceso de tiempo libre es lo que tiene, te hace pensar demasiado y personalmente opino que eso esta sobrevalorado, pero bueno ya contaré mi parecer sobre este tema en otra entrada si me da por ahí.

Volvamos al quid de la cuestión, regresar a un punto anterior de tu vida para cambiar algo. Para responder si quieres coger un Delorean, alcanzar los 140 Km/h y dejar tras de ti un rastro de neumáticos chamuscados primero hay que plantearse como está tu vida actualmente.

Si eres uno de esos que goza de excelente salud; tienes una magnífica relación con tu familia; un grupo de amigos que no te caben en tu red social (pero amigos de verdad eh, no esas mierdas de "te ví un día en la calle y ya eres mi colega", ¡NO, esos NO!, me refiero a los amigos que están ahí siempre y te dedicarán una sonrisa sincera y su mejor abrazo aunque llevéis sin veros eones; o los amigos machacones que puedes llegar a considerar incluso pesados porque parecen lapas pero que en el fondo sabes que sin ellos serías una mesa coja); además tienes una pareja a tu lado que te hace sentir el hombre/mujer más afortunado del mundo día tras día y con la que quieres compartir el resto de tu vida y lo que haya después de ella; y en lo económico las cosas te van bien....
Hombre si estás en esta situación para que tocar nada, ¿verdad?, deja algo para los demás.

La cosa cambia cuando algunos de esos pilares que sostienen tu felicidad falta o, por seguir con el simil de la construcción, necesita ser apuntalado.

Si las cosas no te van bien en el trabajo, estás en paro o no disfrutas con lo que haces, probablemente desees volver al día que elegiste qué y cómo estudiar o que rechazaste o aceptaste un empleo. Tu situación actual te incita a pensar que volviendo a ese punto y modificándolo todo sería mejor. Sí, mucho mejor, te imaginas trabajando en "no sabes qué" pero estás riéndote y tienes éxito.
Si tu salud se resiente, supongamos... por un dolor de estómago, pensarías como mapashito ¡no tendría que haberme 'comío' la caracola!. Si la enfermedad es algo más grave, quizás te gustaría cambiar tus hábitos retrocediendo unos añitos para decirte a ti mismo que comas menos tocino con la pringá del puchero y salgas más a pasear por el campo.
Si ese que tú considerabas tu amigo llegado un momento difícil de tu vida no está ahí o simplemente te decepciona, provocará en ti sentimientos de rechazo, ¡ójala no le hubiese conocido!.
Si te sientes solo por no encontrar a tu media naranja, porque esa media naranja se ha ido con un limón o simplemente porque se ha exprimido y consumido... buscarás excusas miles pero desearás no haberle hecho tal o cual cosa a tu pareja; no haber intentado conquistar a aquella persona...o haberlo intentado; etc.

Y es que cuando las cosas van un poco mal, le damos mil vueltas a lo que podríamos haber hecho y no a lo que podemos hacer a partir de ahora para cambiarlas. Parece que mirar el pasado nos reconforta y el futuro nos intimida. Lo que yo opino es que, en el caso de que el Doctor Emmett Brown ("Doc" para los amigos) me prestase el Delorean, modificar mi pasado cambiaría mi presente, pero seguro que esta alteración cambiaría también partes de mi vida que están bien tal y como están, partes que juntas y contemplándolas como un todo suman más que las cosas que puedan estar yendo mal. Tendemos a centrarnos en lo malo y disfrutamos muy poco de lo bueno que nos rodea que estoy seguro que gana en cantidad...

¡Quédate con ese coche del demonio, Doc, que yo me quedo con mi Seat Ibiza prehistórico!. Si hice algo mal, seguro que hice algo bien y ya que el pasado un día fue presente... el bucle parece inevitable...

...mmm bueno, dejamelo un ratillo para ir al futuro que por acertar una quiniela no hago mal a nadie, ¿no? :-p


Es inútil volver sobre lo que ha sido y ya no es.
Frédéric Chopin